miércoles, 17 de diciembre de 2008

Anecdotario inservible III

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Lo que más me gusta de la semblanza de Nueva York del periodista norteamericano Gay Talese es la parte de los gatos. De cómo están en todos lados, de cómo hay unos que viven desde siempre en las tinieblas (acueductos y alcantarillas), de cómo se comen a las ratas de los puertos (lo que mejora la higiene de dichos puertos), de cómo una vez los hijoeputas pescadores enveneraron a los gatos del puerto y las ratas casi se los comen a ellos (bien hecho, por hijoeputas), de lo diferente que es un gato callejero de uno que tiene hogar (aunque ambos sean neoyorquinos), de cómo clasifica a los gatos en golfos, salvajes, bohemios, de medio tiempo y de tiempo completo, de cómo "cuando el tráfico disminuye y casi todos duermen empiezan a pulular los gatos". 

Esa frase de Talese me recuerda una esquina de Macaracuay que está repleta de gatos. Viven entre la montaña y la calle. Y maúllan durísimo cuando es de noche. Comen ratas y basura, tan ecológicos. La verdad, nunca he entendido por qué tantas personas detestan a los gatos. Me parece una cosa absurda. Son más bonitos que los perros, no babean y no huelen mal. A mí me gustan por culpa de Michelle Pfeiffer en Batman Returns, de Tim Burton. Y, la verdad, creo que ellos simpatizan conmigo. Lo digo porque la última vez que estuve en Macaracuay me persiguieron tres gatos durante más, mucho más, de 100 metros. Cuando me detenía, ellos se detenían. Si aceleraba el paso, ellos lo aceleraban también. Entonces, cuando finalmente me iba, no había rastro de ellos en la calle. Tampoco en la acera. Ni siquiera debajo de los carros. Desaparecieron mientras busqué algo en mi cartera o me eché el cabello hacia atrás. Y sólo quedaron sus ojos. La noche y sus ojos.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

miércoles, 5 de noviembre de 2008

YES, WE CAN


El hecho histórico: Yes, THEY can.

La pregunta: Can WE?

Habrá que esperar hasta el 23 de noviembre para saber la respuesta.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Cuenta cuentos

Este año alguien me dejó elegir mi regalo de cumpleaños. Le dije que quería dos cuentos: El Príncipe Moro de Fernando Paz Castillo y Palabras al viento de Pedro Okura. Quiero compartir éste último. Es una cosa lindísima.
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Estos son mis versos y de quien los canta.
En ellos resuenan: el cielo, la tierra, la lengua del viento, y los cuatro rumbos del gran Universo.
Mañana, tal vez, yo estaré muerto,
quizá renacido en beyota
o pájaro,
pero estoy seguro seguirá mi canto,
en tanto tu boca
no olvide las trovas
que hoy suelto al v
aaaaaaaaaaai
aaaaaaaaaaaae
aaaaaaaaaaaaan
aaaaaaaaaaaaaaat
aaaaaaaaaaaaaaaao.


—Pedro Okura

domingo, 19 de octubre de 2008

Anecdotario inservible III

Tengo un kit de champú-enjuague-jabón de romero y menta que me recuerda Scarborough Fair de Simon&Garfunkel. Los del sur son todos poetas. Y tienen un humor del carajo. Sobre todo los argentinos.

martes, 30 de septiembre de 2008

Cuentos de bolsillo y suela de zapato

Váyalo, Topacio.
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Hey, te tengo un piropo. Un piropo demasiado bueno. Uno de los mejores piropos del mundo. Sí, de pana. No estoy jodiendo, te lo juro. Lo único chimbo es que no lo inventé yo. Es decir, estaba hablando de ti con un pana y llegamos juntos a esta conclusión, pues. Pero te lo estoy confensado, así que eso cuenta también. Y estoy respetando el derecho de autor. No te estoy cayendo a piropos mentirosos ni deshonestos. Así que más puntos extras para mí. Realmente eres la única persona a la que le diría esto. De verdad. O por lo menos eres la primera. Ajá, aquí va… Coño, ya va. Es que me pongo burda de nervioso. Voy. Eres Hey Jude de The Beatles. Sobre todo en la parte que dice na na na na na na naaaaaaaaaaa, na na na naaaaaaaaaaa, Hey Jude!
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Ésa es mi parte favorita de la canción... En realidad sólo quería decirte que me gustas mucho. MUCHO.
d
Eso es todo.
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Creo que ésta ha sido la peor declaración de mi vida.
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¿Nos tomamos un café?

sábado, 27 de septiembre de 2008

martes, 9 de septiembre de 2008

Cosas nuestras

"La hora se detuvo antes
del instante esperado.
Allí quedaremos
como una estrella
dentro del vacío".
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Adriano González León, Cosas sueltas y secretas.
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Nunca llegaste a La Fallete. Te esperé allí hasta las 10:00 pm. Me quedé observando el cuadro que me recuerda a Rembrandt y ordené una copa de vino tinto. Siempre tinto. Me sentí como Julio Cortázar, cuando se quedó esperando a Franciso Massiani en algún café-bar de París hasta esa misma hora. Pancho me contó que aquella noche Julio se molestó muchísimo por la espera y que dijo algo así como “no quiero saber nada de Massiani más nunca”.
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Lo mismo digo yo. Salimos caminando de un cuento de Adriano González León una fría noche caraqueña y nos perdimos el uno del otro en plena avenida Bolívar. Somos una de esas cosas sueltas y secretas que relata Adriano. Una maldita estrella dentro del vacío. Un pisapapeles que deja escapar las hojas. La palabra que siempre se pierde en el párrafo. O que siempre regresa.
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No quiero saber nada más de ti.

O tal vez sí.

No, olvídalo. Mejor no.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Pobreza: la guerra no declarada

Foto: Kevin Carter
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"Nada te prepara para la guerra. Ni las películas, ni los libros. Uno no sabe cómo va a reaccionar, pero como en todo, uno se adapta y adquiere patologías. Uno va sintiendo miedo en diferentes índoles e intensidades. Te adaptas a la posibilidad de la guerra propia o próxima. Sin embargo, no hay que dejar que las cosas que uno ve se cicatricen. Yo creo en las llagas abiertas, en las heridas vivas. Las cicatrices son muy peligrosas. No quiero que la guerra sea una cosa abstracta, objetizable. Quiero que les duela".
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—Jon Lee Anderson, periodista norteamericano y reportero de guerra.

Cuando conocí a Jon Lee Anderson estaba comenzando a hacer mi trabajo de grado. Todavía no había caminado ningún barrio caraqueño, ni me había sentado largas horas a conversar con las protagonistas (mujeres venezolanas que viven en pobreza en la Gran Caracas) de mi trabajo.
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Anderson visitaba Caracas con motivo de la presentación de su obra Che Guevara: Una vida revolucionaria. Recuerdo que compré el libro ese mismo día y que antes de entrar a la conferencia me tomé un par de cervezas con mis compañeras de periodismo en el Ateneo.
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Entonces entramos a la sala. Me sentía emocionada. Tenía al frente a uno de los grandes del periodismo. Casi podía olerlo. Quería que hablara por horas. Que me hiciera llorar con sus anécdotas. Que me dijera que sí, que ésta es un profesión malpagada y poco valorada, pero que vale la pena. Y así fue.
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No me di cuenta ese día, pero uno no puede imaginarse la guerra, uno no puede pretender que los barrios son de tal o cual forma, o que las personas (no gente, PERSONAS) que viven en los barrios son de tal o cual forma. No. Uno tiene verlo, sentirlo, olerlo, escucharlo, tocarlo, vivirlo, llorarlo, sufrirlo. Sobre todo cuando la intención es contarlo. Sólo se puede escribir sobre la guerra estando en la guerra. No existe otra forma.
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Y cuando uno está en la guerra, cuando uno la vive, cambia para siempre. El mundo ya no es el mismo, tampoco las personas que habitan en él. Todo cobra un nuevo significado, una nueva apariencia. Es como cuando uno estudia cine o artes audiovisuales: el ojo cambia, se vuelve detallista, está atento a todo. La guerra tiene el mismo efecto, pero en todos los ámbitos de la vida. En todos los días, todas las horas, todos los minutos, todos los segundos.
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La pobreza es una guerra no declarada, una guerra ignorada. Siempre que haya personas muriendo de hambre, hay guerra. Cada vez que llueve y miles de venezolanos pierden sus casas, hay guerra. Cuando un niño no puede ir a la escuela porque no tiene dinero para comprar los útiles, hay guerra. Si hay desempleo, hay guerra.
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En Venezuela hay guerra.
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Lo digo porque tengo el cuerpo lleno de heridas.
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De heridas que me niego a cicatrizar.
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Hay cicatrices de sobra en este país.
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PD: Durante la conferencia Anderson nos contó que Kevin Carter, el fotógrafo que tomó la foto del niño con el buitre (foto que, por cierto, ganó el Premio Pulitzer en 1994) se suicidó después de tomar la foto porque no hizo nada al respecto. Es decir, tomó la fotografía y dejó al niño allí.
OJO, no estoy acusando a Carter de nada. Sólo estoy contando lo que, según Anderson, sucedió. Eso es todo.

sábado, 30 de agosto de 2008

A Aline, por alentarme cuando
la agonía parecía no cesar.
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“La vida es un asunto de pequeños y grandes abandonos. De pérdidas recuperables o no. En su brevedad fue calculada para que las personas se amaran y se abandonaran. Un ciclo perfecto de dolor: tal es la única y verdadera razón de la vida”.
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—Miyó Vestrini.

jueves, 21 de agosto de 2008

Cardiología

Me da taquicardia cuando termino de hacer ejercicio

cuando subo las escaleras a modo de persecución policial

cuando faltan pocos minutos para entregar un texto en la redacción

cuando me drogo

cuando tomo demasiado café

cuando agarro una curva demasiado rápido

cuando voy a hablar en público

miércoles, 20 de agosto de 2008

martes, 19 de agosto de 2008

Anecdotario inservible II

Tengo un admirador secreto en mi oficina. Él no sabe que es mi admirador secreto. Y yo, para seguirle el juego, nunca le he visto la cara, ni el cuerpo, ni la ropa, ni los zapatos.
Todas las mañanas, cuando prendo mi obsoleto computador, él pone a sonar Charles Aznavour o el soundtrack de Amelie.
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Entonces sonrío y camino hasta la esquina de la redacción —esa que da hacia la ventana que a su vez da a la calle— y me sirvo un guayoyo sin azúcar. Mientra le soplo el humito, me desplazo lentamente entre los cubículos como si fuera la periodista más linda del periódico. Porque a mí, sólo a mí, me dedican muchas de mis canciones favoritas todas las mañanas.
Me siento en mi puesto y empiezo a escribir.
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Demasiado contenta.

lunes, 18 de agosto de 2008

Emmenez moi



Quiero que las tres vayamos juntas a un concierto de Charles Aznavour...

domingo, 10 de agosto de 2008

Anecdotario inservible I

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Qué susto encontrarse con un gusano en una lechuga cuando no hay nadie en casa un sábado al mediodía. Produce pánico. El tiempo se detiene y todo se reduce a la presencia de ese cuerpo viscoso en tu futuro almuerzo. Da más miedo que una cucaracha voladora en la habitación. Lo juro. Creo saber por qué: porque estoy sola. Si grito algo así como "¡Asco!" nadie va a escucharme. Tampoco tiene sentido llamar a alguna de mis amigas, sería bien ridículo. Entonces, ¿qué hago con este maldito gusano baboso? Sólo tengo que agarrar una servilleta, envolver con ella su asqueroso cuerpo, separarlo de mi hoja de lechuga y botarlo a la basura. Lo sé. Pero me da miedo. Coño, quisiera que estuvieras aquí.

sábado, 2 de agosto de 2008

¿Cuál es el precio de un diamante?

Buscando fotos de Djimon Hounsou me encontré con esta imagen de Amnistía Internacional. Considero que es una pregunta que nos deberíamos hacer todos: ¿cuál es el precio de un diamante?
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Y, sobre todo, creo que ese argumento es suficiente para que la película Blood diamond sea una excelente película. En mi caso, se ha convertido en una de mis favoritias. Gracias a ella he aprendido mucho sobre Sierra Leona y he visto fotografías de cosas que no debieron haber pasado nunca y que no podemos permitir que sigan pasando.
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A la mayoría de las personas les sabe a mierda si en algún lugar remoto de África hay una guerra cruenta por controlar el mercado de los diamantes, o si el anillo que luce orgullosamente en su dedo costó el brazo-las manos-los dedos-la vida de miles de personas que viven en extrema pobreza en Sierra Leona.
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Pero bueno, hay que hacer el intento. No sé de qué año es esta imagen, pero creo que tampoco importa. La guerra civil en Sierra Leona comenzó en 1990 y, según lo que leí en la página web de Amnistía Internacional, finalizó en 2002.
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Sin embargo, yo no sería capaz de comprar un diamante. Bueno, tampoco tengo el dinero, pero si lo tuviera, no lo haría. Creo que nadie que lea un poco sobre lo que sucedió en Sierra Leona es capaz de comprar un diamante. Yo los invito a eso: a que lean y decidan.
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La guerra se acabo, sí. Supuestamente. Creo que deben pasar muchos años antes de que pueda decirse eso con propiedad. Y aunque haya terminado: ¿dónde quedan los muertos?, ¿las peronas y niños sin brazos, sin manos y sin pies?
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Les dejo este link a un reportaje y unas fotos maravillosas de la revista ZRepotage. Vale la pena que lo revisen.

Me encanta: Djimon Hounsou


Tiene el cuerpo más perfecto y hermoso del mundo. Y un color de piel que hipnotiza. Me encanta.

miércoles, 30 de julio de 2008

Embryonic journey

A Jefferson Airplane
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—Un ticket para el fondo de la Tierra en asiento embrionario, por favor.
—Señorita… Ni usted es un embrión, ni existen tickets para el fondo de la Tierra.
—¿Ah, no?
—No.
—Hummmmm. ¿Y qué asientos quedan disponibles?
—¿Para dónde desea ir?
—No lo sé…
—Señorita, si usted no lo sabe no hay nada que pueda hacer por usted.
—¿Entonces para qué trabaja vendiendo tickets?
—¿Disculpe?
—Quiero ir a un lugar.
—¿A cuál lugar, señorita?
—Para… no lo sé. ¿Usted adónde quiere ir?
—Quisiera ir a la playa.
—¿Y se puede viajar al fondo?
—¿Al fondo de qué, señorita?
—De la playa.
—No, señorita.
—¿Y al fondo del mar?
—No, señorita.
—¿Y al fondo del cielo?
—Tampoco, señorita.
—Qué basura.
—¿Disculpe?
—¿Y adónde sí se puede viajar?
—Adonde usted quiera, señorita.
—Mentiroso.
—¿Cómo?
—No le creo nada. Hasta luego.

martes, 29 de julio de 2008

Efecto tesis

7:30am - Tostadas con queso crema y mermelada /Mesa de la cocina.
8:00am - Taza grande de café negro /Frente al computador.
9:00am - Ocho lonjas de jamón serrano /Frente al computador.
10:00am - Un puñito de maní salado /Frente al computador.
11:00am - Plato de Popcorn con leche descramada /Frente al computador.
12:00pm - Dos vasos grandes de CocaCola con mucho hielo /Frente al computador.
13:00pm - Plato grande de arroz con pollo /Mesa de la cocina.
14:00pm - Un albaricoque en almíbar /Frente al computador.
15:00pm - Taza grande de café negro /Frente al computador.
16:00pm - Vaso de CocaCola con hielo /Frente al computador.
17:00pm - Sandwich de jamón y queso /Frente al computador.
18:00pm - Coño, estoy full.
19:00pm - Mierda, me pasé, he tragado demasiado.
20:00pm - Plato de avena con azúcar y canela /Frente al computador.
21:00pm - Vaso de agua con hielo /Frente al computador.
22:00pm - Dolor de barriga.
23:00pm - Dolor de barriga y de cabeza.
24:00pm - Dolor de barriga, de cabeza y de piernas.
1:00am - Vaso de agua con hielo /Frente al computador.
2:00am-7:00am - Es imposible comer mientras se duerme.

lunes, 21 de julio de 2008

Playing Sur Le Fil

Cuando ella se pone triste escucha Sur Le Fil de Yann Tiersen. La escucha y la vuelve a escuchar. Abre un documento en Word y se queda un rato observando el cursor. Un rato largo. Tan largo como oír once veces Sur Le Fil. Play. Tal vez un poco más. Play. Entonces empieza escurrirse. Desliza su columna por toda la silla. Lento, muy lento. Sus pies absorben todo el frío del piso. Se cansa de ser un charco y se endereza. Mira la pantalla de frente. Play. Nada. Play. El documento sigue en blanco.
d.
Abandona el computador y abre el clóset. Hace un hueco entre los vestidos, se coloca entre ellos y cierra el clóset. Shhh… Ella está pensando muy bajito que quiere que él la encuentre. "Tienes que saber que estoy aquí. Sí, lo sabes. Yo sé que lo sabes", piensa. Dice que si él no la encuentra será el fin. El fin de todo. El fin. Dice que tiene miedo. No, perdón, que está oscuro allí adentro y que tiene miedo. Y que si por casualidad le cae una cucaracha en la cabeza antes de que él la encuentre también será el fin. Así que apúrate, mira que los clóset están llenos de sorpresas. Por ejemplo: ella. Play. Y los documentos en blanco. Play. Y todas las cosas que no se dicen. Play. Play. Play.

HOTEL CHEVALIER

Gracias, Taxi driver
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d.
—Whatever happens I don’t want to lose you as my friend.
—I promise I will never be your friend. Don’t matter what. Ever.
d.
Para ver Hotel Chavelier de Wes Anderson haz click aquí.

martes, 15 de julio de 2008

¡UFFFFFFFFFFFFFFFFF!

Quiero dedicar este post-canción a varias personas:

1) A C-é-s-a-r, porque el mismo día que lo conocí fuimos juntos a un toque de Los Paranoias y porque gracias a él llegué a este video. De hecho, lo vi en su blog.
2) A Alieska. Esta canción es tan hermosa y me hace tan feliz que decidí dedicármela a mí. Me hace sentir bonita.
3) A ti, porque no te vas a aguantar las ganas de dedicarme (¿y cantarme?) esta canción...
4) A Fredd, porque él va a lograr el mundo cambiar y porque (estoy demasiado segura) es la persona que más disfrutaría verme saltar como la chica por toda Caracas.
5) A las charolastras, porque quiero cantar y bailar con ellas esta canción.


Algo from guayoyo motion graphics on Vimeo.
Tema: Algo
Grupo: Los Paranoias

domingo, 13 de julio de 2008

Periodismo + Amor + Literatura

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d
d.
En 1937 Ernest Hemingway se fue para España con la periodista y corresponsal de guerra Martha Gellhorn. Ella debía cubrir la contienda civil española y él decidió acompañarla. Los días que pasaron juntos en los campos de batalla, acompañados de Robert Capa, resultaron en un breve matrimonio y una novela: Por quién doblan las campanas. La obra está dedicada a Martha y, aunque no me la he leído todavía, vale la pena nada más por su epígrafe. Ya lo coloqué por aquí hace algún tiempo, pero no me importa hacerlo de nuevo:
d.
"Nadie es una isla; completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, al igual que si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti".
d.
—John Donne,Devotions Upon Emergent Occasions.
d.
Quiero ser Martha Gellhorn...
d.
Y no lo olvides: doblan por ti.

sábado, 12 de julio de 2008

El matón de Portuguesa


Por Jacinto Espejo
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Cuando huyó de Portuguesa
no era en serie ese matón
le dieron arroz con lumpias
y ahora es alma de latón.
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Corriendo estaba en Guanare
ni mafioso ni ladrón
pero le cayó un aplique
por una desilusión.
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Una jeva lo plantó
en el pasaje Asunción
por un pana que por feo
le decían el dientón.
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Se sentó donde los chinos
y vualá transformación
al pana dientes de hacha
le vació su pistolón.
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Este poema está basado en una historia real. El personaje en cuestión vive actualmente en Antímano y trabaja en un restaurante caraqueño. Para seguir leyendo a Jacinto Espejo visite el blog: Primeras impresiones

viernes, 4 de julio de 2008

El presente es lo único que tengo/el presente es lo único que hay/es contigo, mi vida, con quien puedo sentir/que merece la pena vivir/.


—Julieta Venegas, El presente.

martes, 1 de julio de 2008

Tan solo una pelusa

Quiero ser una pelusa.
Una blanca pelusa.
De esas que salen volando cuando alguien sopla una flor-pelusa para pedir un deseo.
Quiero ser un deseo.
Una blanca-pelusa-deseo que vuele.
Que vuele y se vaya lejos.
Muy lejos.
O cerca.
Muy cerca.
Hasta donde estés tú.

Epístola para un gato que se fue

d.
Neón:
d.
Eres un tonto. Te dije que si te montabas en esa ventana te ibas a caer. Te lo dije mil veces. Te conté que te quería. Te expliqué que si te morías, me iba a poner triste como un alga marina. Y ya ves. Parezco un muelle desolado. Llego todos los días, todas las tardes, todas las noches y no estás. Te busco por el balcón y no te veo. Me asomo por debajo de la cama y no se encienden tus ojos. Levanto el tapete del sofá y nada. No estás por ninguna parte. Te fuiste para siempre. Te fuiste y me dejaste sola. Y triste. Y fea. Peor que una lata oxidada. Peor que el cadáver de un pez en la arena. Te fuiste y te extraño.
d.
Te extraño tanto.
d.
Tanto, tanto, tanto...

viernes, 20 de junio de 2008

La (cuasi) graduada

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Hello darkness, my old friend,
I’ve come to talk with you again.
Because a vision softly creeping,
left its seeds while I was sleeping.
And the vision that was planted in my brain,
still remains,
within the sound of silence.
d
—Simon&Garfunkel + The graduate.
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Mi papá siempre me había hablado de The Graduate. De lo carajito que estaba Dustin Hoffman en esa película, de lo arrecho del soundtrack, de la escena en el último asiento del autobús. Yo creía todo esto porque lo decía mi papá. Y lo creí aún más cuando, mientras cursaba sexto semestre de Comunicación Social, me senté en primera fila-pupitre incómodo-demasiada luz a ver la película.
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Pero ayer la cosa fue diferente. Ayer me despanzurré en pijama a verla de nuevo y me sentí Benjamin Braddock. Con toda la vida por delante y sin saber qué hacer con ella. Con la cabeza llena de ideas desordenadas. Llena de miedo. De incertidumbre. “Hello darkness my old friend”, me dije.
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Estoy sentada en el último asiento de un autobús con el cuello doblado hacia la ventanilla. Estoy viendo el camino que dejo atrás, un montón de calles que conozco, llenas de recuerdos. No sé hacia dónde me lleva el autobús. Cuando miro hacia el conductor, sólo veo un gran plano general completamente negro. Tiene que ser un fade in hacia algo demasiado arrecho. O eso espero.

domingo, 15 de junio de 2008

Lo siento

No me interesa nada de ti.
Ni lo que conozco, ni lo que no conozco.
No me interesa tu pelo, el color de tus ojos, tu voz.
Tampoco la forma en que caminas o tu equipo de fútbol favorito.
Nada me interesa.
En absoluto.
No me importa si prefieres el lado derecho o izquierdo de la cama, si tomas café o té en las mañanas, si usas calzoncillos o boxers.
Nada en ti me fascina, nada en ti me atrae.
No me interesas en lo más mínimo.
No me importas.
Lo siento.

Trastiempo para Montejo

"Lo que se irá al final será la vida, / la misma que ha llevado nuestros pasos / sin pausa, a la velocidad de su deseo. / Se llevará también todas sus horas / y los relojes que sonaban y el sonido / y lo que en ellos siempre estuvo oculto, / sin ser tiempo ni trastiempo... / Cuando haya que partir -se irá la vida, / ella y su música veloz entre mis venas / que me recorre con remotos cánticos, / ella y su melodiosa geometría / que inventa el ajedrez de estas palabras".
d.
Candy, gracias por compartir este texto

d.
El pan dormido
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Por Juan Villoro
d.
Ha muerto el poeta venezolano Eugenio Montejo. Poco antes de cumplir los 70 años se integró a la ronda de fantasmas que viven en su poema "Los ausentes".
d.
El padre de Montejo fue panadero en tiempos anteriores a los hornos eléctricos, cuando la harina se confiaba a una cavidad de ladrillos rojos, donde los leños ardían despacio. Aquel hombre que conocía la dignidad del trabajo duro se inició como aprendiz, barriendo y cargando canastos, ascendió a maestro de cuadra y pudo al fin poner su propia panadería. En el ensayo "El taller blanco" su hijo recupera una infancia dedicada a contemplar el paciente esfuerzo de inventar el pan: "La harina es la sustancia esencial que en mi memoria resguarda aquellos años. Su blancura lo contagiaba todo: las pestañas, las manos, el pelo, pero también las cosas, los gestos, las palabras". Ésa fue la escuela de un poeta.
d.
Montejo prefería trabajar en el silencio de la noche, cuando sólo algún pájaro despistado conservaba su jornada de trabajo. No es casual que dedicara poemas al ánimo tembloroso de una vela, a los asombros de una noche natal, a los trenes nocturnos, a la soledad de la "noche en la noche", cuando los amigos se van por cigarros o cervezas y prometen volver pero no lo hacen.
d.
Como los panaderos, Montejo horneaba con calma sus poemas para que despertaran a la luz del día. Sus versos están construidos con la sencillez de quien dispone de una materia elemental que se puede amasar de modo infinito. Una voz directa habla de las cosas del mundo: "Cruzo la calle Marx, la calle Freud;/ ando por la orilla de este siglo,/ despacio, insomne, caviloso". En su recorrido, encuentra una mujer dormida, un burro que soporta el castigo de su amo y no se queja, un jardín intacto, un niño que abre los ojos en el pabellón de prematuros, las variadas sombras que arrojó Pessoa y un gallo loco -siempre un gallo- que, al modo del poeta, canta a deshoras.
d.
"La poesía de Eugenio está hecha de elementos simples", me dijo un día Álvaro Mutis, "lo interesante es cómo los desordena". Montejo no describe: inventa. Cuando habla de una mesa revela el dolor de la madera, lo que siente en clave secreta mientras el vino se derrama y los demás conversan o mientras aguarda, largamente, su oportunidad de intervenir, de volver a ser el sostén de la comida.
d.
Montejo fue un poeta de los adioses. Se despidió del siglo XX, de su padre, de sus amigos, de Lisboa, de otros poetas convertidos en estatuas e incluso de sí mismo: "era mi despedida de este mundo/ la primera vez que me moría". La evocación de lo que se va y regresa como perdurable ausencia era su forma de estar presente. Ahora que ha muerto, hay algo a un tiempo reconfortante y doloroso en ver los muchos pañuelos blancos que dicen adiós en sus poemas. Nadie estuvo más capacitado que él para subir a un barco, levantar la mano desde la popa y volver ese gesto inolvidable.
d.
Gracias a que fechaba sus dedicatorias, puedo rastrear la primera y la última vez que nos vimos. Conocí a Eugenio Montejo el 18 de agosto de 1987. Era un hombre discreto, que prefería hablar en voz baja, de educación siempre presente y nunca artificial. Como el otro poeta mayor de Venezuela, Rafael Cadenas, no derrochaba palabras en la conversación; reservaba la lumbre para sus versos. En el país del vociferante Hugo Chávez, la mesura del poeta Montejo era un imprescindible valor ético.
d.
Adicto a Portugal, donde pasó varios años, el autor de Alfabeto del mundo tenía las maneras tranquilas, la elegancia sobria y la "tristeza buena" de un personaje de Pessoa. Hablar con él era una lección curiosa. Montejo reivindicaba la relación sencilla con lo que vale la pena. Había conocido mares, islas y bibliotecas, pero sabía que nada es tan necesario y misterioso como el pan.
d.
Nos vimos por última vez el 2 de agosto de 2005, en casa del poeta Eduardo Hurtado y de su esposa Marcela. A la cena asistió Guillermo Arriaga, quien tuvo el tino de incluir un poema de Montejo en la película 21 gramos. Esos versos que llegan como primeros auxilios (Sean Penn se los recita a Naomi Watts en un hospital) hicieron que la poesía de Montejo comenzara a ser muy leída en Estados Unidos. Durante la cena, Arriaga y Montejo encontraron territorio común en los animales. Uno era un arriesgado cazador de presas y de historias, otro coleccionaba las voces de las aves que escapan para cantar. Arriaga contó que los gansos suelen enviar a un explorador para saber si es seguro bajar a una laguna; en caso de que el explorador se equivoque, es expulsado de la parvada. "Un poeta exiliado", comentó Montejo.
d.
Con la cortesía que puso en todos sus afanes, el autor de Terredad tomó la previsión de anticipar lo que debíamos decir de él. El poema "La poesía" define su legado:
d.
La poesía cruza la tierra sola,
apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide-
ni siquiera palabras.
d.
Llega de lejos y sin hora,
nunca avisa;
tiene la llave de la puerta.
d.
Al entrar siempre se detiene a mirarnos.
d.
Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso, que el corazón palpita
demasiado veloz. Y despertamos.
d.
Montejo tuvo la llave de la puerta. ¿Qué dejó en su taller blanco? El título de la novela del escritor cubano José Soler Puig, El pan dormido, resume su trato con las palabras. En la noche del 5 de junio, Eugenio Montejo se robó el fuego por última vez.
d.
Al día siguiente, el pan estaba listo.

sábado, 7 de junio de 2008

Examen de sangre

A Alieska
d

Persigo la imagen que hice de mí
y siempre estoy en deuda conmigo mismo.

d.

—Antonio Miranda, obra de teatro Tu país está feliz.

jueves, 5 de junio de 2008

Blablabla

Tedigoquelapróximavezqueteveatelodigoporsiacasonohayunapróximavezparaquetelodiganiparaquetevea.

(((.)))

Yo quiero caminar por encima de tu pelo,
hasta llegar al ombligo de tu oreja,
y recitarte un poquito de cosquillas,
y regalarte una sábana de almejas,
darte un beso de desayuno,
pa' irnos volando hasta neptuno,
si hace frio te caliento con una sopa de amapola,
y con un fricase de acerola.

—Calle 13.

martes, 3 de junio de 2008

Declaración de amor

A nadie le importa lo que sigue, pero tengo que decirlo:
d.
TE AMO, Montt.
d.
Sos la sonrisa segura de todos mis días.
d.
Si no han revisado sus Dosis diarias, por favor, háganlo.
Eso es todo.

sábado, 31 de mayo de 2008

Collage de Pizarnik

Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida,
déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo,
de piedras verdes en la casa de la noche,
déjate caer y doler, mi vida.
***
Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
***
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.
***
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.
***
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.
***
y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo
***
sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí, amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra
***
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe
***
dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe
***
alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va
***
más allá de cualquier zona prohibida
hay un espejo para nuestra triste transparencia
***
Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe
***
¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?
d.
¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?
***
un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué
b
hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco
b
no el tiempo
sólo todos los instantes
d
no el amor
no

no
d
un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión
***
Partir
en cuerpo y alma
partir
d
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta
d
He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir
d
He de partir
g
—Poemas desordenados de Alejandra Pizarnik

jueves, 29 de mayo de 2008

La calle estaba desolada

La calle estaba desolada. Sin ruido de ruido, incluso sin silencio. Me senté en la acera y un perro callejero bajó cojeando desde Plaza Oleary, me miró de frente y siguió de largo. No había entradas para la función de Babydolls XXX a las 3:00pm en el Cine Urdaneta. Tampoco estaba allí el mendigo de siempre, ese que grita: “Dios te bendiga, mi reina. Dios me la guarde”. Algún hombre generoso debió haberle comprado una entrada para que se masturbara un rato, para que olvidara su miseria durante dos horas.
d.
La calle estaba desolada y en la esquina se encendieron los bombillos de colores. La puta sin dientes bajó al portal del motel y empinó la primera cerveza. Si no fuera por los moretones que manchan sus piernas podría decirse que parece casi feliz. Tiene la cara sucia y las tetas caídas. Lo que más le gusta de ella es su cerveza. Su primer trago de cerveza. Los demás le saben a mierda, no los disfruta. Lo mismo le pasa con el sexo: sólo disfruta el primer orgasmo del día: cuando a las 7:00am le entrega su cuerpo al vigilante calvo del Banco de Venezuela a cambio de un “Nos vemos mañana”. Le gusta verlo volver cada día, dice que eso le hace creer que él la ama.
d.
La calle estaba desolada y en el viejo edificio de El Nacional sólo quedaban las ratas. Olía a rotativa, a suela de zapato, a café con cigarro. Las noticias ya no entran ni salen por esa puerta. Los recuerdos son los nuevos reyes de esta cuadra. Cada vez que te ven te sacan la lengua y se ríen entre ellos como unos malditos. Aunque tienen razón, la nueva sede no tiene duende. Tampoco el periódico.
d.
La calle estaba desolada entre Puente Nuevo y Puerto Escondido. Ha muerto un pedazo de historia, una forma de hacer y vivir periodismo, un sueño, un país.

martes, 20 de mayo de 2008

FE DE ERRATAS

Debí haberlo sospechado. Tanta genialidad no podía ser mía.
d.
La frase "Con tu nombre en la boca y un beso que jamás se apartó de la tuya", que coloqué por aquí sin saber de dónde la había sacado, ya encontró a su autor: Pablo Neruda.
d.
Disculpen el error.

jueves, 15 de mayo de 2008

Hasta la victoria

A todo X semestre
de Comunicación Social
en la UCAB
g
"Este peluche
se va para
su estuche".
D
Alieska se retira temporalmente.
g
¡Tesis, tesis o muerte!
D df
¡Hasta la victoria!
dggffdfD
¡VENCEREMOS!

viernes, 9 de mayo de 2008

Me sobran los motivos

Cortesía de Aline Dos Reis y Taurino
en una mañana bohemia.
d
Este adiós no maquilla un hasta luego.
Este nunca no esconde un ojalá.
Estas cenizas no juegan con fuego.
Este ciego no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo.
Esta letra no la protestaré.
Ahórrate el acuse de recibo.
Estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca.
Este loco se va con otra loca.
Estos ojos no lloran más por ti.

—Joaquín Sabina, poema previo a la versión en concierto de Nos sobran los motivos.

martes, 6 de mayo de 2008

Al fin, Dios mío, al fin

"Prendido
a tu botella vacía,
esa que antes,
siempre tuvo gusto a nada".
d
Queríamos a Andrés Calamaro en Caracas y lo vamos a tener. Según Camisetas para todos estará presentándose en nuestro valle el 22 de octubre de 2008. El mejor día de este año ya tiene fecha.

viernes, 25 de abril de 2008

Crónica del Salón del libro

Hace casi una semana me encontré con el profesor y periodista Sebastián de la Nuez en el Salón del libro. Conversamos por horas y nos tomamos un café malísimo.
d.
—Este café está malísimo, ¿verdad, Ilo?
—Sí, profe, malísimo.
d.
A continuación, la crónica que él mismo escribió sobre aquel día.
d.
Crónica del Salón del Libro
d.
Leí apoltronado en algún rincón de la librería El Ateneo en Buenos Aires, hecha en las tripas de un antiguo teatro, a Dominique Wolton (Un nuevo status para el otro) hablando sobre el acercamiento, digo, el acercamiento entre personas, que es el que cuenta en la vida: “El otro, ayer lejano, diferente, poco conocido, objeto de estereotipos, esta hoy omnipresente gracias a los medios de comunicación y los viajes. Ya no hay más exterioridad. Todo el mundo está en el mundo. Pero la visibilidad no crea necesariamente una mayor comprensión”.
d.
La tuve que leer en Buenos Aires porque en Caracas, en el Salón del Libro, ella no existe. Tampoco existe Gay Talese, a quien he estado buscando en Venezuela inútilmente. En el Salón del Libro sí estaban las biografías coordinadas por Simón Alberto Consalvi de El Nacional y los best sellers del brasileño que se las sabe todas y una más; los volúmenes de la Fundación Rómulo Betancourt y los de Alfaguara/Santillana, editorial que ha hecho el mayor esfuerzo de mercadeo en los últimos tiempos. En la feria o salón hubo un lugar para que los niños jugaran y algunos stands rebosantes de libros desechables. A Truman Capote había que descubrirlo con un microscopio. Creo que todo estaba vestido de gris, es la tapicería típica del edificio de la Metropolitana. El gris y algunos trechos medio vacíos en los pasillos se instalaron en mi ánimo y compré cero libros. Me senté contigo, Ilovaca, y con tus pies desnudos despanzurraste la tarde sentada en una escalera; la licuaste con la única palidez posible: la de Procol Harum. ¿Y te acuerdas de qué hablamos? Hablamos de Guasdualito. Hablamos de Yuli Belandria y de su padre, Ruco, que entregó su vida a cambio de la libertad de ella. No recordamos sus nombres en ese momento.
d.
“Ya no hay más exterioridad”, dice Wolton. Cierto. La familia Belandria estuvo entre aquellos tabiques grises, allí dentro, más viva que los libros de Paulo Coelho o como se apellide el listillo brasileño. Y me contaste lo más espantoso que viste en aquel infierno. Van 34 secuestros en el Zulia en lo que va de año. ¿Cuántos van en el Alto Apure?
d.
Sebastián de Las Nubes

martes, 22 de abril de 2008

Santa palabra

"Mujer sin celulitis es hombre".
—Aline Dos Reis.

Singing



I want YOU

show me the way

I want YOU

day after day.

—Peter Frampton.

viernes, 18 de abril de 2008

Sinónimos II

putitas
guapas
majas
relindas
geniales
plus ultra
her-mo-sas
habladoras
compinches
cómplices
sex and the city
las siempre chic
espectaculares
fantabulosas
requetebellas
ángeles de Freddy
coquetas siempre
cool
atrevidas
tangueras
venezolanas
bohemias
pero a la moda
la jolie
la princesa estrella
la rainbowbright
la D
las charolastras
mis amigas
las charolastras

miércoles, 16 de abril de 2008

Sinónimos I

cómete un zapato
vomítate encima
babéate la cara
cósete la boca
húndete los ojos
pínchate el cachete
pégate en el codo
pierde las llaves
cáete de la cama
ráspate una nalga
vete a la mierda

martes, 15 de abril de 2008

Por quién doblan las campanas

"Nadie es una isla; completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, al igual que si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti".
d.
—John Donne,
Devotions Upon Emergent Occasions.

viernes, 11 de abril de 2008

Cien metros de ventaja

A Gaby, porque quiero verte reír.
Y a Santiago Roncagliolo, por Abril rojo.
D.
—Me leí el libro.
—¿Te gustó?
—Mucho, sobre todo la dedicatoria.
—Esa también es mi parte favorita.
—Yo te dije eso mismo una vez.
—¿Qué cosa?
—Que yo soy de donde tú estés.
D.
Ella le sonrió y empezó a correr. Cuando completó cien metros, detuvo el paso y se volteó.
D.
—¿Y entonces?
—Quería darte ventaja —dijo él.
D.
Y la persiguió por siempre hasta el confín.

lunes, 7 de abril de 2008

The Arlenes - Stuck on love

Un nuevo descubrimiento musical. La canción Lonely won´t leave me alone del disco es del soundtrack de Look both ways. De hecho, llegué a The Arlenes por la película. Pueden oírla haciendo clic en el nombre de la canción. Es una mis canciones favoritas en todo el universo. Enjoy.

lunes, 31 de marzo de 2008

Fuente de soda con lágrimas

—A mamá.

d.
Transito Caracas con la frente arrugada.
A la espera de una sospecha,
de un signo delator.
d.
Me pierdo entre el ruido,
el olor a basura,
a cloaca,
a asfalto encendido.
d.
En las esquinas me como las uñas,
miro hacia el cielo
y me lanzo al vacío.
d.
Toda Caracas está llena de ti.

Basta con que el semáforo
cambie a rojo
a verde
a amarillo
para que,
de alguna manera impredecible,
llegues a mí.
d.
Siento que camino por una ciudad irreal,
por un ficticio valle de concreto arrogante y pesado.
d.
Entonces deduzco que somos un invento.
Tú y yo.
Una simulación de algo hermoso que,
como Caracas,
no existe.
d.

miércoles, 26 de marzo de 2008

LOOK BOTH WAYS



Si alguna vez hago una película, quiero que sea como ésta. Es de otro mundo... Y el soundtrack es increíble. Véanla, por favor. Les dejo el link de la página:

http://www.lookbothways.com.au/

lunes, 24 de marzo de 2008

Así es el maní

—A Stephen King.
s.
"Hay que matar a los seres queridos".
—Ernest Hemingway.

viernes, 21 de marzo de 2008

Y yo qué sé

—Jajajajajaja. Con la panza repleta de tostones caseros y Hit de naranja. Bendito sea el día en que inventaron toda esa gama de gaseosas que sacan celulitis y disparan los niveles de azúcar en la sangre. Sólo quiero echarme en la cama a ver o leer Mujercitas y convencer a Jo de que se quede con Teddy. Coño, en realidad el filósofo alemán va más con ella, pero Teddy es hermoso. Y le deja manzanas en el buzón de correo. Yo soy Jo (ella también adora a Dickens y quiere ser escritora). Y amo a Teddy. Y no quiero ser una princesa ni nada parecido. Es un alivio saberlo. Así que todos los príncipes que están en cola, lárguense. Que yo me quedo con Teddy y sus manzanas en el correo. O con el paraguas del filósofo. Y los tostones caseros y el Hit de naranja.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Primer aniversario de Marcapasos

La revista Marcapasos celebra su primer año. Periodismo de carne y hueso. Hecho como debe ser. No dejen de adquirir este número, leer los anteriores y compran los que seguirán.
d.
Esta edición aniversaria circula a partir del 25 de marzo.

La tierra giró para acercarnos

—Para Candy, por su desfachatez, su locura, su desbordante generosidad. También por el poema, por este poema.
d.
La tierra giró para acercarnos
d.
La tierra giró para acercarnos.
La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño
como fue escrito en el Simposio
d.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
d.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
d.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.
d.
—Eugenio Montejo, poeta.
d.
NOTA DEMASIADO IMPORTANTE: Este es el poema que lee Sean Penn en la película 21 gramos, de Alejandro González Inárritu. No hace falta decir nada más.
Tu nombre en mis labios y un beso que nunca se apartó de tu boca.

—Extraído de los apuntes de un cuaderno de informática, no recuerdo si es de mi autoría o sacado de algún diván mágico. Capaz sí, capaz no.
Fecha: 11 de marzo de 2005.

sábado, 8 de marzo de 2008

Arrugaste, Uribe

a.
La XX Cumbre del Grupo de Río finalizó ayer con las manos sucias. Se “superó la crisis en la región andina”, cierto. Lo que hizo Colombia, aun cuando sus motivos hayan sido la búsqueda de la paz en Colombia (y esto hay que pensarlo dos veces), estuvo mal. Y Uribe, como lo hizo, tenía que disculparse. Lo que estuvo mal es que, inmediatamente luego de eso, retirara la demanda a Chávez en la Corte Penal Internacional.
a.
¿Es mentira que Chávez tiene relaciones con las FARC o es que, ahora que la “crisis se superó”, le conviene que Chávez tenga esas relaciones con las FARC, presidente Uribe? ¿De qué lado está? Del de la conveniencia, aparentemente. No del de la justicia. Si usted tiene las pruebas de que Chávez ha recibido dinero y ha dado dinero a las FARC (porque eso fue lo que usted dijo), ¿por qué no las muestra? ¿Por qué se queda callado después de tanta alharaca? Ha perdido mi credibilidad, presidente Uribe. Las pruebas no son un juguete que uno puede mostrar cuando le conviene. La justicia y la verdad no se negocian.
a.
Santo Domingo, al contrario de lo que señaló el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, no se convirtió ayer en la capital de la paz. Se convirtió en el circo de la sinvergüenzura, de las conveniencias y de los bozales de arepa. Así será lo que te habrá susurrado al oído Chávez, presidente Uribe. Así será.
a.
Nota: no dejen de leer hoy la noticia que acompaña a esta foto en El Nacional

viernes, 7 de marzo de 2008

Teína

Ella llevaba el amor en bolsistas de té. Iba al mercado y lo primero que compraba eran las benditas bolsitas. Pasaba horas admirando las cajas, sus empaques. Cuando el encargado pasaba por el pasillo se empezaba a rascar la cabeza y se hacía la loca. Y entonces, cuando se quedaba sola otra vez, abría las bolsas a escondidas para apreciar su olor. Escogía los más sensuales aromas y pagaba en efectivo. Llegaba a su casa, ponía el agua hervir, tomaba su taza, colocaba la bolsita en el fondo, le lanzaba un beso y vertía el agua. Era una cosa de apenas diez minutos y una buena conversación. De esas que uno recuerda a lo lejos, en la distancia. Esas que uno se aprende de memoria como una canción. Que se vuelven parte de uno, poco a poco.

d.
Pero un día, sin saber cómo ni por qué, la bolsita (su amor entero, enterito) que llevaba en su cartera se rompió. El té se le regó por todo el monedero. Se le metió en los cuadernos, en la agenda, en el estuche de maquillaje, en la blusa que llevaba puesta, en el sostén. Le cayó en los zapatos, en el pelo. Le entró por la nariz, por los ojos, por las orejas, por la boca. Se le quedó pegado en la piel. Y desde ese día, desde ese triste día, se dio cuenta de que estaba sola. Completamente sola. Ella y sus bolsitas de té. Y todo ese poco de recuerdos que no se le caen. Que no se le limpian. Y que no se le ensucian.

¡Uuuuuuupa, Sanalejo!



A mí me gusta hacerte el amor no me interesa que se pierda tu inocencia fugaz... Jajajaja, ¡me encanta esta canción!
Enjoy.

lunes, 3 de marzo de 2008

Para variar

—A César Miguel Rondón.
I'd like to be
under the sea
in a octopus' garden
with you.

We would be so happy
you and me.
No one there
to tell us what to do.

I'd like to be
under the sea
in a octopus' garden
with you.


—The Beatles.

Confieso que he robado

Título original de Aline Dos Reis.
h.
—Al Pequeño Pony, por todas sus palabras. También por su amor al Gabo.
f.
Los que me conocen bien (tanto que no me juzgan), saben que el robo es uno de mis vicios. Nunca he robado nada importante, simplemente caramelos, barras de granola, postales y cosas por el estilo. Lo confieso y no me arrepiento. Pues, por lo general, aquellos a quienes he robado también han hecho lo propio conmigo. Así que estamos a mano.
f.
El viernes pasado cometí mi último acto delictivo. El culpable número uno fue el azar. Me encontraba en la Librería del Sur del Teresa Carreño, donde solía quedar antes Monteávila. Fui allí en busca de Borges y, luego de una hora de recorrido, decidí llevarme también Fantomas de Cortázar y Confieso que he vivido de Neruda. Cuando fui a pagar, los supuestos precios populares eran muy altos y, con mucho pesar, le dije al señor de la caja que eliminara de la suma a Neruda. Él hizo y yo pagué bastante menos. Me entregó mi bolsa y, justo antes de que abandonara el lugar, ocurrió el milagro: el hombre, sabrá Dios por qué, metió a Neruda en la bolsa.
f.
Evitando un arrebato de falsa ciudadanía y conteniendo mi emoción, abandoné la librería tan pronto como pude. Fue un robo exitoso. Sin nada de culpa, con exceso de júbilo. Es mi primer libro robado. Y me siento completamente orgullosa de ello. Por eso, quiero celebrar mi corrupto acto con mi texto preferido del libro. Corrijo: del libro robado. Que lo disfruten.
g.
La palabra
d.
...Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frtuas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra de trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma.
Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras.
—Pablo Neruda.

lunes, 25 de febrero de 2008

Cortometraje

A Fredd.
—Quiero escribirte la carta más linda del mundo.
—Escríbela a mano.

Entrevista imaginaria a un gran hombre

Gustavo Acevedo, fotógrafo
d.
Caída libre en claroscuro
d.
Cambió las tablas por los negativos cuando, mientras saboreaba una cotufa, entendió que sólo necesitaba una cámara para hacer eterno lo efímero. Desde entonces, la fotografía y la rumba continuada en Sabana Grande son sus oficios favoritos
d.
Débora Ilovaca
d.
Gustavo Acevedo parece salido de una de sus fotografías. Tiene ambas manos metidas en los bolsillos del bluyín y la espalda apoyada en una de las columnas externas del Museo de Bellas Artes. Sus ojos azules no miran a ninguna parte. Parece que espera a alguien que ya se fue. Tal vez la mira a ella, a su primera esposa. La recuerda hermosa y quiere tomarle una foto. Pero no puede: ella se ha ido para siempre: se ha ido al otro lado. Por eso esconde las manos y aprieta los puños. O tal vez no.
d.
Tal vez está nervioso por la exposición, por ese tercer lugar en el XII Premio de Fotografía Luis Felipe Toro que le otorgó hace pocos días el Conac (Consejo Nacional de la Cultura). Sus fotos en cuestión están expuestas en el museo para deleite de todo público. Y Acevedo odia los públicos: “No me gustan las multitudes, los lugares con mucha gente”. Por eso está afuera con la mirada perdida en el confín del mundo. Como si hubiera salido de una de sus fotos. Tratando de ver lo que está del otro lado. De sobrevivir a la muerte.
d.
—¿Qué lo acercó a la fotografía?
—Todo comenzó una mañana en el Parque del Este. Yo era muy niño. Estaba comiendo unas cotufas mientras posaba para una foto que me tomaba mi hermana. Recuerdo que quise congelarme para siempre en el momento en que mordía la cotufa. Desde ese día tuve el presentimiento de que iba a terminar vinculado a la fotografía. Aún conservo las fotos de aquel episodio.
d.
—Así que la culpa es de las cotufas.
—De las cotufas y de la niña de Lewis Carroll. Movido por ese presentimiento de niño, ingresé al curso de fotografía que dictaban en la Casa Municipal de San Bernardino cuando tenía 20 años. Por ese entonces también me atraía el teatro y ensayaba para una adaptación de Alicia en el país de las maravillas. Me involucré en la vida de los personajes y, como un hecho fantástico, me topé con el libro de fotografía Niñas de Lewis Carroll. En él se encontraba la foto de la niña que había inspirado el relato. El encuentro con aquellas imágenes selló definitivamente mi pasión por la fotografía y el claroscuro. Abandoné los ensayos y me dediqué por completo a mi vaina de ser fotógrafo.
d.
—¿Hay algo de esas niñas en las fotografías de la exposición?
—Claro, ellas están en todas mis fotos. El trabajo que presento en esta muestra es un reportaje realizado junto al periodista Gonzalo Jiménez en la aldea de los indígenas Barí de la Sierra de Perijá (Zulia), en los márgenes fronterizos del Río de Oro de la línea divisoria con Colombia. La expedición fue intrincada y hubo que navegar por más de seis horas a través del espeso y húmedo paisaje de la zona. Finalmente llegamos al poblado de Bokshí, escenario de la confrontación entre indios y representantes de la industria petrolera. En su lucha, los Barí asumen la defensa no sólo de un ecosistema amenazado por la exploraciones petroleras, sino que su combate constituye el testimonio de una tradición, una cultura y un pueblo que niega la muerte, olvidados en el confín del mundo. Las niñas de Caroll, como todos los niños del mundo, se niegan a la muerte. La fotografía también. Y yo con ella.
d.
El galán temerario
Acevedo sabe que la muerte es ineludible: “La Pelona no pela a nadie”. Por eso le gusta tentarla, coquetearle, susurrarle al oído. Por eso se toma la vida con soda, con cerveza, con güisqui, con drogas, con lo que sea, con todo. “No hay que preocuparse por pendejadas. Se pierde el tiempo y se hace el tonto”. También sabe que es un galán. Lo sabe tan bien como lo saben ellas, esa larga fila de mujeres que suspiran cuando lo ven pasar tan seguro de sí mismo por el bulevar de Sabana Grande. Todas desean ser atrapadas por su flash, pasar a la historia en el clic metálico de su cámara. Incluso las famosas.
d.
—¿Es cierto que tuvo un idilio con Lucelia Santos, la protagonista de la novela brasilera La esclava Isaura?
—Eso dice Ewald Sharfenberg.
d.
—¿Y usted qué dice?
—Yo digo que es un atraco de mujer. Y que me la pasé de crema paraíso con ella los tres días que estuvo acá. La conocí en un café de la Castellana mientras la fotografiaba para la entrevista que le estaba realizando Ewald Sharfenberg para Feriado. Luego de aquella sesión nos vimos diariamente hasta que ella regresó a Brasil.
d.
—¿Quiénes son Tiracoñazos Jackson y Pipirihuevo Macoy?
—Son los tipos más arrechos de Caracas. Un par de perros callejeros que se la dan de la gran cosota, los “papaúpa” del asunto. Se creen los detectives del bulevar de Sabana Grande. Nadie es más arrecho que Tiracoñazos Jackson y Pipirihuevo Macoy. Nadie.
d.
—¿Ambrosio Plaza y Cortijo y su combo son sus compinches?
—No, más bien son sus enemigos. Míos también. El hambre y la pelazón no son compinches de nadie.
d.
—¿Es usted amigo de Montaner?
—Sí, claro. Al principio fui amigo de Montaner, como todos. Pero ahora me la paso con El hermano Cocó. “Ya viene El hermano Cocó, Cocó nos despoja del mal”.
d.
—¿El hermano Cocó lo despoja del mal?
—Me acerca al otro lado, a eso que busco en cada una de mis fotos. Porque la realidad no es sólo la realidad, no es sólo lo que se ve. Siempre hay algo más, algo que permanece oculto. La fotografía me acerca a ese algo, me permite tocarlo en un clic. Cocó también.
d.
—¿Lo acerca al claroscuro?
—Exacto. A esa letal combinación de sombra y luz. Las cosas se ven mejor en blanco y negro. Lo oscuro se hace más oscuro. La luz brilla más. Me encanta eso.
d.
—¿Cómo busca el claroscuro en sus fotos?
—Es un instinto, un instante fantástico. Es apretar el botón en el momento decisivo, como decía Henri Cartier Bresson. De un rollo uno toma generalmente dos o tres fotos y en esa convergencia es donde atrapas el instante: el encuadre perfecto. Puede ser un gesto, puede ser un movimiento.
d.
—¿Ese gesto o ese movimiento son reales o ficticios?
—Las dos cosas. A veces le pides a la gente que participe, a veces la misma persona te da lo que tú andas buscando sin pedírselo. Y a veces te asomas ahí y descubres la imagen.
d.
—¿Esa cicatriz se la hizo asomándose para ver la imagen?
—Pues sí. Yo estaba trabajando haciendo unas tomas para una película de Diego Risquez, ahora no recuerdo el nombre. Ni siquiera recuerdo si era una película. El caso es que yo estaba al borde de un barranco con el ojo pegado a la cámara cuando me tropecé y rodé monte abajo. Las ramas de los árboles amortiguaron mi caída, pero también me atravesaron como a San Sebastián. Quedé inconsciente. La cicatriz es prueba de ello. Lo único malo es que la condenada es tremenda sapa. Cuando pego el ojo como Dios manda casi no se ve. Es como si se escondiera detrás de mi ojo. En cambio, cuando me paso de juerga, se hace pronunciada. Es una cicatriz delatora.
d.
—¿No le da miedo volverse a caer?
—Creo que no. El miedo no te deja vivir, te encadena. Uno tiene que hacer las cosas que quiere, que disfruta, que le gustan. Y hacerlas, como todo en la vida, tiene un precio. Mi pasión es la fotografía, no voy a renunciar a ella por miedo. Si me tengo que volver a caer, me caeré.
d.
—¿Y si esa vez no logra levantarse?
—Si eso ocurre, estaré muerto. Así que no tengo de qué preocuparme.
d.
Nota importante: Gustavo Acevedo fue reportero gráfico del diario El Globo y de la revista Feriado de El Nacional. Se le vio por última vez en el terminal La Bandera el 25 de junio de 2005. Once días después su esposa reconoció su cuerpo en la morgue de Bello Monte. Los acontecimientos alrededor de su muerte, hasta la fecha, aún no están totalmente esclarecidos. Lo cierto es que fue asesinado. Este trabajo, encargado por el profesor Sebastián de la Nuez, busca (en caso de que eso sea posible) hacerle justicia y reconocer su excelente trayectoria como fotógrafo. Para realizarlo, se revisaron entrevistas hechas a Acevedo antes de su muerte y se entrevistó a algunos periodistas que lo conocieron y compartieron la calle con él. Todos lo recuerdan con mucho cariño. Fue un gran fotógrafo y un gran hombre. "Un tipazo", como dijo de la Nuez.

Sobredosis

Ya llevo tres tazas de café negro puro, debería parar.
Pero está tan sabroso...
Aunque hoy descubrí que la mejor taza es la primera que se sirve. Si se deja reposando el café en la cafetera se pone denso.
Coño, como que tengo taquicardia.
Nojoda, antes me podía tomar diez tazas seguidas y no me pasaba esta vaina.
¿Por qué coño tendré taquicardia? Mierda.
Ja, ja, ja el humito ese que uno ve salir de las tazas en las comiquitas es igualito en la vida real.
Es increíble, puedo oír mi corazón sin agachar la cabeza.
¿Será que tengo que ir al médico?
No me quiero morir de una taquicardia, esta vaina es horrible.

domingo, 17 de febrero de 2008

Mi tango preferido



Para vos, Topacio.
Por las glorias que vendrán.
Y porque para volver, primero hay que partir.

jueves, 14 de febrero de 2008

De la A a la Z

Yo también quiero besarte.
Pero no por segunda vez. Sino por primera y segunda y tercera y cuarta y quinta.
Por todas las veces.
Sí, quiero besarte por todas las veces.
Por la forma en que fumas así como si toda las artes del mundo estuvieran concentradas en ese único cigarro.
Por como caminas.
Por tus fotos. Mentira: para que me tomes a mí todas tus fotos.
Porque te sabes mi nombre: Débora.
Porque sí.
Quiero besarte porque sí.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Cae la noche

Apenas te distingo entre tanta pestaña. Entre tanto sol. Entre tanta sombra. Tu cuerpo se confunde con la luz en el horizonte. Invítame a jugar contigo en la sal. Pierde mi nombre saltando entre las olas. Búscame en el fondo del fondo del mar y susúrrame al oído como lo hacen las caracolas. Vente conmigo: no seas sólo un recuerdo cuando cae la noche.