A Jefferson Airplane
d
—Un ticket para el fondo de la Tierra en asiento embrionario, por favor.
—Señorita… Ni usted es un embrión, ni existen tickets para el fondo de la Tierra.
—¿Ah, no?
—No.
—Hummmmm. ¿Y qué asientos quedan disponibles?
—¿Para dónde desea ir?
—No lo sé…
—Señorita, si usted no lo sabe no hay nada que pueda hacer por usted.
—¿Entonces para qué trabaja vendiendo tickets?
—¿Disculpe?
—Quiero ir a un lugar.
—¿A cuál lugar, señorita?
—Para… no lo sé. ¿Usted adónde quiere ir?
—Quisiera ir a la playa.
—¿Y se puede viajar al fondo?
—¿Al fondo de qué, señorita?
—De la playa.
—No, señorita.
—¿Y al fondo del mar?
—No, señorita.
—¿Y al fondo del cielo?
—Tampoco, señorita.
—Qué basura.
—¿Disculpe?
—¿Y adónde sí se puede viajar?
—Adonde usted quiera, señorita.
—Mentiroso.
—¿Cómo?
—No le creo nada. Hasta luego.
—Un ticket para el fondo de la Tierra en asiento embrionario, por favor.
—Señorita… Ni usted es un embrión, ni existen tickets para el fondo de la Tierra.
—¿Ah, no?
—No.
—Hummmmm. ¿Y qué asientos quedan disponibles?
—¿Para dónde desea ir?
—No lo sé…
—Señorita, si usted no lo sabe no hay nada que pueda hacer por usted.
—¿Entonces para qué trabaja vendiendo tickets?
—¿Disculpe?
—Quiero ir a un lugar.
—¿A cuál lugar, señorita?
—Para… no lo sé. ¿Usted adónde quiere ir?
—Quisiera ir a la playa.
—¿Y se puede viajar al fondo?
—¿Al fondo de qué, señorita?
—De la playa.
—No, señorita.
—¿Y al fondo del mar?
—No, señorita.
—¿Y al fondo del cielo?
—Tampoco, señorita.
—Qué basura.
—¿Disculpe?
—¿Y adónde sí se puede viajar?
—Adonde usted quiera, señorita.
—Mentiroso.
—¿Cómo?
—No le creo nada. Hasta luego.