viernes, 25 de mayo de 2007

Se maneja escribiendo

Sucede así: le doy al botón de la alarma, se suben los seguros, abro la puerta, me monto, prendo el motor, cierro la puerta, me pongo el cinturón, enciendo la radio, arranco y llegan las ideas. Es como si todo ese espacio vacío a mis espaldas y que intento llenar con un poco de música tomara vida de pronto, una vida con pleno sentido, con ganas. Las palabras, incluso algunas que no conozco, empiezan a caer, a palpitar. Se me vienen encima poemas, ensayos, libros, películas, crónicas, entrevistas, reportajes, novelas, fotografías. Y yo, retando a mi memoria nunca las escribo ni las grabo. Dejo que pasen... Me engaño diciendo que volverán, como vuelven, disfrazadas, todas las cosas. Pero resulta que éstas no parecen volver: luego del viaje siempre mi pantalla siempre queda en blanco.

Sí, mi carro es mi altar de creación. Una máquina del tiempo de la que, pocas veces, logro extraer las mejores imágenes. El otro día, por ejemplo, entre Manzanares y Chacaíto, redacté mi propio credo. Ahora no me acuerdo ni de la mitad de mis mandamientos, pero voy a hacer el intento. ¿Será eficaz grabar los pensamientos?

Creo que las mejores ideas del mundo surgen en mi carro.
Creo en las causas y casos perdidos.
Creo que siempre vale la pena arriesgarse.
Creo que siempre hay que decir que sí.
Creo que la única manera de conocerse es encontrándose.
Creo que los mejores planes son los que nunca se planean.
Creo que un café (también una cerveza) es la mejor excusa para cualquier cosa.
Creo que las mentiras siempre hacen daño.
Creo que en el fondo siempre esperamos.
Creo que esperar duele.
Pero también creo en las recompensas.
Creo que un abrazo es la mejor bienvenida.
Creo que los corazones son pequeños hogares nómadas.
Creo que nunca olvidamos.
Creo que olvidar no vale la pena.
Creo en los lentes de sol como antifaz.
Creo en las canciones de amor.
Creo que mis pensamientos son poderosas armas destructivas.
Creo en las corazonadas.
Creo que los sueños dicen mucho.
Creo en el amor.
SÓLO PARA LOS QUE HAN LEÍDO RAYUELA: Creo que la Maga y Horacio Oliveira al final se encuentran en Buenos Aires.
Creo que cuando nos enamoramos todos vivimos entre París y Buenos Aires.
Creo que en el sur nacen los sueños.
Creo que nos conocíamos desde hace tiempo.
Creo que acusar de mala a una canción es temeridad.
Creo en los finales felices.
Creo en los comienzos.
Creo que la vida es como la espuma.
Creo que hay que darse como el mar.
Creo en mí.

5 comentarios:

eusucre dijo...

Creo en mí misma...
Creo que ahí, aunque sea difícil, deberían empezar todos los credos!

Débora Ilovaca Leiro dijo...

:)

tienes razón...

Amira Saim dijo...

Sí creo que los sueños comienzan en el Sur, o por lo menos los más lindos.

Amira Saim dijo...

Sabes también en qué creo, en que hay cosas que suenan mejor escritas, por lo que es mejor no decirlas

Juan Miguel dijo...

Creo que la vida cotidiana y las colas nos hacen pensar en el carro como un altar post moderno.

Pero yo creo muchas estupideces.