domingo, 8 de abril de 2007

Te la calas o te largas

Hace tiempo que Pescadores, un cayo hermosísimo de Morrocoy, no es lo que era: una cristalina piscina de agua templada y poco profunda, en la que cada quien hacía lo que le venía en gana (como debe ser) y sin molestar al otro (como debe ser también). Se podía tomar sol, oír musiquita, jugar frisbee-raqueta-castillos de arena, flotar, bucear, etc.
Hoy, no puede hacerse nada de eso. Lo que antes era un oasis, ahora se ha convertido en una deplorable discoteca de mala música y en una ridícula pasarela de derroche y pantallismo. El que tiene la lancha, mejor dicho el súper-yate-estilo-crucero más grande, es que el manda: se ubica en el centro de la piscina marina (cuando con semejante monstruosidad de máquina bien podría irse navegando hasta Australia) y, sin que nadie se lo pida, prende a TODO volumen dos gigantescas (a veces más de dos) cornetas en las que sólo suena reguetón y dale que te pego con el reguetón.
Es aquí cuando pregunto: ¿Quién coño le dijo a él que yo quería oír reguetón? Es más, ¿quién le dijo que yo quería escuchar siquiera una canción de todo su maldito repertorio? ¿Por qué, si no me da la gana, tienes que obligarme a oír tu música? ¿Por qué los demás no podemos oír nuestra música? ¿Por qué y mil veces por qué?
¿Quieren saber por qué? ¡No existe ningún porqué! Ése es el gran problema. Pero claro, como su lancha es la más grande y sus cornetas también, pues a joderse todos. Peor aún, a joderme yo solita porque, para aumentar mi indignación, al parecer a nadie más le molestaba la música. Todos se habían resignado a ecucharla o todos, lamentablemente, realmente disfrutaban el circo. Sí, un circo: el poderoso rey rodeado de fieles súbditos que bailan y cantan lo que a él le da la gana.
Entonces vuelvo a preguntarme, ¿qué puedo hacer yo? Pues nada. O todos vendieron su alma al reguetón o yo soy una bicha rara. Y para cualquiera de los dos casos sólo hay una solución: o me la calo o me voy. Y me fui.

3 comentarios:

Juan Miguel dijo...

Oído selectivo, querida. Una cualidad que he de enseñarte algún día, cuando manejar la fuerza puedas tú. Aprendes a escuchar lo que quieres escuchar y lo que no, no. Es súper útil para volverte sord@ a voluntad. Buenísimo para conferencias ladilla, y viajes a la playa.

Ermelinda Maglione dijo...

Hola!!! Ta fino tu blog! Yo también tengo uno: www.kernelpanic.org.ve/s0natagrl

Besitoxxx

Erme

Jorge Saim Hostos dijo...

ale limón, ale limón, el puente se ha caido.