jueves, 11 de octubre de 2007

Me quiero ir

Reventé.
No aguanto más.
Me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir.
No sé a dónde, no importa a dónde.
Pero me quiero ir.

5 comentarios:

teclado dijo...

No permitas que nada ni nadie te quite tu sonrisa, no huyas, no te vayas, enfrenta...sobrevive....verás que todo tomará su cause.

eusucre dijo...

amigaa. soy la peor sorry!
no pude pasar pq tuve q salir de hermana S.O.S! jeje
(luego t explico)
t debo tu regalo!
tquiero mucho!
us.

Luis Y dijo...

Irse, partir, dejar atrás lo demasiado para llegar a lo posible, o al menos situarse en sus alrededores. Todos nos vamos en algún momento, de algún lugar, Alieska, de cierto país, de ciertos hogares o personas. Eso es lo de menos (que espera ser lo de más), mientras no dejemos de meter en la maleta la cuota de uno mismo, las reservas de valor y de autenticidad que jamás han de quedar olvidadas en lo que se abandona. "Decir con palabras de este mundo que partió un barco de mí, llevándome", escribió la bella Alejandra Pizarnik, que sabía muchos de partidas dolorosas, de desprendimientos. No siempre es una traición, una pérdida, una cobardía, salir de donde no estamos a gusto, del lugar en el que no cabemos ni nos cabe la opción de ser felices. Quedarse, cuando la tierra sobre la que nos sostenemos, se nos torna insostenible y mugrienta, adquiere la apariencia de la resignación, de la apatía. De lo inhumano. Irse en ese caso se parece mucho más a la salvación. Algo se nos quedará adherido en esa fuga, ciertamente. Pero mucho más aguarda en el horizonte de lo enigmático, con toda la carga de belleza y sorpresa, de peligro y de coraje, que se dibuja en la mirada de los que, como Ulises, saben que todo viaje es siempre un viaje al interior de uno mismo. A la Ítaca que llevamos dentro.

Luis Y.

Terapia de piso dijo...

Es valiente el que se fuga porque esquiva el miedo, reta al cambio y se dibuja un horizonte distinto. Huir requiere de un impulso heroico, a veces casi descarado. No es cobarde aquel que se va con la idea de desintoxicarse de la costumbre; mucho menos el que se arroja al barranco de lo desconocido. Muchos parten no porque se dejaron vencer ante una batalla que no libraron, ni porque se rindieron después de una derrota, sino porque les toca enfrentarse a un combate más duro…
JRC

Unknown dijo...

Yo también! Me largo contigo, siempre y cuando me dejes ver la Torre Eiffel y no me lleves a restaurantes de pacotilla! ujujuju, vámonos! Yo vuelvo luego, pero ahorta tengo que rime, porque sino me voy, me muero.