A elemento Aline, por su eterna misericordia y sus largas disertaciones sobre el poder de la Madre Mercedes sobre las almas de los pecadores (periodistas).
A.
Mi salón de periodismo está lleno de condenas físicas y psicológicas: entregas los lunes, entregas los martes, entregas los miércoles, entregas los jueves, entregas los viernes. Así, como bien lo dicen los que saben del oficio o se relacionan con él, deben recurrirse semanalmente (y en cantidades industriales) a prácticas nada beneficiosas para el cuerpo: cigarrillo (hasta los que no fuman se echan un jaloncito), café, chucherías, alcochol, pocas horas de sueño y nada de ejercicio. Somos esclavos del periodismo. Sí, señor. Hablamos de él, soñamos con él, sobrevivimos con él. Pero (y esto es cierto siempre) no somos nadie sin él. Es nuestra religión.
A.
El elemento Aline Dos Reis, nuestra querida delagada de la rancia cúpula periodística, lo sabe. Y lo sabe muy bien. Porque ella, sólo ella, es el buzón de entrada de todas nuestras quejas diarias: "Aline, la profe no mandó las láminas, no podemos hacer el examen", "Es cierto, apoyo la moción", "Yo también la apoyo: NO al examen", "Me uno a protesta, si nos obligan sacaremos el art. 350".
A.
La pobre no tiene paz por nuestra culpa. Así, para salvarse de la locura, le entregó su alma a la Madre Mercedes. Y nostros, fieles seguidores de sus palabras y de sus actos, también lo hicimos. La Madre Mercedes es la redentora de los periodistas. La madre generosa que sosiega nuestras penas y nos llena de luz para seguir adelante. Para liberarnos de nuestras prácticas dañinas. E, incluso, para decir: "Que no, joder, que te digo que no: ¡NO A LA REFORMA!". Les dejo la oración de la Madre Mercedes para que sean libres de todo cautiverio político y llenen sus vidas de la luz de la libertad absoluta. Ésa sin la que el periodismo (también el ser humano) no es nada, ni nadie.
A.
“O welche Lust”, final del 1º acto de la Ópera “Fidelio”, de Beethoven)
A.Cerremos los ojos y visualicemos la Presencia de la Madre Mercedes, que se presenta frente a nosotros, en este momento, con su traje blanco como la nieve y brillante como el sol; su mirada de penetrantes ojos de color violeta; su inmensa corona de la libertad, enjoyada con relucientes amatistas; y portando en su pecho la Cruz de Malta de la Libertad. En un fuerte y retumbante estallido, la Madre Mercedes ¡¡¡ROMPE!!! una cadena en pedazos con sus manos, y nos libera instantáneamente de las ataduras que nos hacen sufrir, para hacernos ver la luz. Todo nuestro ser se inunda de LUZ. La Madre Mercedes se sigue acercando hasta que se nos mete adentro, y da una vuelta, posicionándose como nuestro ser, asumiendo el control y dirección de nosotros, y convirtiéndonos en “Corrientes de Vida Libertadoras de los Cautivos”.
A.Repitamos:
A.¡Yo Soy libre de todo cautiverio!
¡Yo Soy libre de toda opresión y control!
¡Yo Soy libre de toda pobreza y limitación!
¡Yo Soy libre de todo trabajo esclavizante!
¡Yo Soy libre de todo materialismo!
¡Yo Soy libre de todas las posesiones!
¡Yo Soy libre de toda enfermedad!
¡Yo Soy libre de todo amor pasional!
¡Yo Soy libre de todo el que no me quiere!
¡Yo Soy libre de toda mentira!
¡Yo Soy libre de todo cautiverio religioso!
¡Yo Soy libre de todo cautiverio político!
¡Yo Soy libre de todo concepto!
¡Yo Soy libre del cigarrillo, el alcohol y las drogas!
¡Yo Soy libre de toda opresión y control!
¡Yo Soy libre de toda pobreza y limitación!
¡Yo Soy libre de todo trabajo esclavizante!
¡Yo Soy libre de todo materialismo!
¡Yo Soy libre de todas las posesiones!
¡Yo Soy libre de toda enfermedad!
¡Yo Soy libre de todo amor pasional!
¡Yo Soy libre de todo el que no me quiere!
¡Yo Soy libre de toda mentira!
¡Yo Soy libre de todo cautiverio religioso!
¡Yo Soy libre de todo cautiverio político!
¡Yo Soy libre de todo concepto!
¡Yo Soy libre del cigarrillo, el alcohol y las drogas!
A.