lunes, 3 de mayo de 2010

Reflexión de CocaCola y limón

Pasa algo curioso con la soledad. Primero es un montón de agujas en el cuerpo, desde el ojo derecho hasta el dedo meñique del pie izquierdo. Terroríficas cuando hace frío. O habría que decir terroristas, para hablar en términos de horror moderno. Entonces juega al escondite, hace reír y llorar. Y viceversa, siempre viceversa. Se vuelve absurda y conduce a la desesperación más sincera. De esas que duran meses y años, no miento. Meses y años sin sentido. Harto tiempo que parece perdido. Pero no. Porque, de pronto, casi como de sorpresa, resulta que uno es feliz. La soledad nos sonríe. Y nosotros le guiñamos el ojo.

4 comentarios:

Victor Marin Viloria dijo...

creo que nadie ha descrito de mejor forma la relación que actualmente tengo con la soledad.

hermoso texto.

de hecho, ahorita creo que me guiña el ojo ella a mí.

debe ser porque en estos días hicimos las paces?

abrazo solitario (pero de los buenos)

Débora Ilovaca Leiro dijo...

Víctooooooooor! Jajajajajajajaja. Qué felicidad que te haya gstado y que hayas identificado con el texto. Estamos en la misma onda entonces. En la misma onda nueva, para darle un toque a lo Aldemaro, como a ti te gusta. Qué viva la soledad feliz!

HERMINIA dijo...

A veces se tiene como dijo un poeta "una soledad tan concurrida como una estación de trenes".

Eu dijo...

Hoy entré a este blog buscando compañía...y la encontré.