Ella lo sabía. Su vago presentimiento era un hecho, una herida. Abierta, profunda, metálica. De esas que dan frío. Que paralizan las muecas. Que endurecen los labios. Que te consumen. Era un día de lluvia, de mucha lluvia. O eso creía ella. Entonces lo encontró: lo vio tan sincero, tan como deben ser las cosas. Y se sintió enferma. La gotas que estaban por rozar el suelo para llenarla de dicha estallaron antes de tocar la superficie. Y se sintió pálida. Se le fue el aire de un tirón, se le secó la saliva. Afuera dejó de sonar la lluvia. Empezó a mojarse, gota a gota. Y se sintió perdida. Entonces lo supo. Trempano se hizo demasiado tarde.
viernes, 25 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
cuando sea grande quiero escribir como tu¡
Débora! me uno al deseo de us chama! se te va la mano, la pluma, el estilacho! te amo, tanto que tienes dos escritos tuyos publicados en mi blog! jajajja, qué fino!
¡Jajajajajajajajaja!
Son unas gallas las dos jajajaja. Gracias por ese halago :)
Yo quisiera tener la creatividad de Eu, hacer esas cosas tan finas que hace con las fotos.
Y quisiera hablar chiquitico como lo hace Corina. Y cuidar de Fredd como ella lo hace. Y ser tan incondicional como ella es.
Y ser tan jolie como Amira, aunque ella aún no haya comentado en este post.
Las amo!
jajajajajaj yo me llamo princesa.. es todo lo q voy a decir
Publicar un comentario