sábado, 7 de julio de 2007

Sin título

Los nervios terminaron en un trozo de tela sin desfilar, en una de esas cosas nimias que uno planea a escondidas, entre la culpa y la sinrazón, como esa foto perdida entre bauches y saldos bancarios en el fondo del monedero.
Me digo en silencio que nunca podrá vencerme la fulana pulsera del deseo, que entre tantas coincidencias destaca reiteradamente la coincidencia de tu ausencia, que no estás aquí porque no quieres estarlo: el alpiste es sólo una excusa cobarde.
Y que lo quiera o no, llegará el día en que no te quiera nada. No por olvido o paro forzoso, sino simplemente por falta de empleo.

5 comentarios:

Rebeca Fernández dijo...

Te voy a robar la última oración es perfecta... un abrazo!

Unknown dijo...

La reina del lápiz Mongol y del teclado oportuno, acaba de hacer gala y derroche de su don, de lo mejor que sabe hacer. Esta virtud, tan poco admirado por ella misma. Pero así son las reinas, a veces no se dan cuenta del aura que se gastan, de su majadería, de que son femme fatales y al mismo tiempo accesibles, vulenrables. Perfectas en su imperfección.

Tq, deb

teclado dijo...

Los seres humanos somos complicados. Estamos bien con alguien y, en seguida, queremos más; más de lo que ni sabemos que es. Dejamos a ese alguien sin razón, efímeramente conocemos a otra persona y cuando menos lo esperamos perdimos el verdadero amor de aquel o aquella que sí nos quiso y que no supimos entender el momento aprovechándonos de su verdadero amor. Ahora nunca sabré si puedo colver a regresar porque quizás mi inmadurez me llevó a perderlo (a) y no uedo ni verle a la cara, porque sé que lo hice mal.

Débora Ilovaca Leiro dijo...

ADVERTENCIA: Mi próximo reportaje de investigación será descubrir tu identidad secreta, d2.
Jajajajajaja.
Y sí, yo tampoco sé por qué, de pronto, exigimos más... tal vez es porque, como dice JS, el amor es tornasol...

teclado dijo...

Gracias Débohah por interesarte en mi identidad secreta. No hay tanto secreto no te preocupes. Es más nunca pregunté si podía entrar a comentar en tu blog, con lo cual me disculpo. Con relación a mi escrito de ayer debo decir que:
también me sentía como tú, sin dejar de querer, sin olvidar...y en mis líneas yo no soy quién dejó soy el dejado...hoy voy a cambiar de nombre porque d2 (dedos) es parte de tocar, de sentir y lo virtual -en este caso y por ahora- no nos lo permite. Feliz día a todos y espero que mis próximas palabras sean más optimistas.